viernes, 21 de diciembre de 2007

Sobre La serie Todos los Populares son Iguales

Muchos artistas encontramos en el barrio, la comuna o la ciudad metáforas frente a la condición humana:

Sea por su esplendor como por su miseria, por la soledad innata o por nuestro poder para socializar.

Por las cosas imposibles igual que a los sueños por alcanzar. Aunque nuestros barrios son lugares llenos de contrastes y extremos también son cálidos, alegres y emocionantes para vivir.

La franqueza en mi obra es por encima de la búsqueda de efectos estéticos, su condición de posibilidad porque para los artistas que habitamos ciudades donde el cambio y la modernidad son una trama de tejidos que se expanden y se contraen, donde aparecen y se desaparecen construcciones por necesidad nuestra o del otro; este asunto es aun más relevante porque habitamos espacios donde coexisten la belleza y la fealdad, la alienación y la sociabilidad, la riqueza y la pobreza. Creando así, historias que nadie cuenta por carácter de importancia aparente, pero igual quedan grabadas en el alma de cada uno de nosotros quizá más que los acontecimientos relatados en las noticias.

No he pintado una ciudad mitificada mucho menos pretendo elevar el paisaje urbano por encima de su realidad, solo deseo invitar a disfrutar del rico estímulo visual y de la energía dinámica de la ciudad aunque esta muchas veces se perciba gris y triste. No soy realista en sentido estricto aunque las calles se encuentren llenas de inspiración.

A través de mis cuadros hablo de una ciudad viva, móvil, incluso caótica, dándole fuerza por medio de colores brillantes y vibrantes, colores fuertes sin que estos hablen por si mismos, sino que sea la manera de mezclarse la que determine el sentimiento del cuadro.

No trato de retratar la ciudad y congelar sus fisuras en imágenes quietas sino mostrar lo estrechamente unido que me encuentro al estímulo que ella me proporciona como su arquitectura, la cultura y la vida en cada una de sus casas, de sus cuadras … para dar a conocer lo dinámico que puede llegar a ser cada uno de nuestros barrios, inyectándole así a la obra un aliento propio más allá de la realidad la cual sirvió de punto de partida.

En una calle, en una casa, en un parque; se tejen historias porque donde se posa la vista siempre hay algo que alimenta los sentidos y de esta manera se le da rienda suelta a la imaginación y se trasciende el espacio concreto igual como ocurre en la ciudad real la cual se extiende más allá de las puertas y ventanas con sus historias esperando a ser contadas. En mis cuadros sugiero esas historias, hablo de lo que sucedió, de lo que tal vez sucede, de lo que puede suceder, del movimiento; no solo represento las paredes, los postes, las escalas. Sino lo que estas dicen así sea suave como la voz de la soledad.

Sinceramente habito la ciudad conociéndola, viviéndola, sufriéndola y sobretodo amándola.

La técnica que más utilizo en la realización de mi obra artística es el acrílico el cual me permite combinar las técnicas de la pintura al óleo y a la acuarela. Al igual tiene la propiedad de combinarse con otros materiales de pintura y dibujo en técnicas mixtas.

El acrílico me permite más espontaneidad y fluidez ofreciéndome mayor libertad en el momento de elaborar cada una de mis pinturas, las cuales necesitan un secado rápido capa tras capa debido a la rapidez en que nos hemos dejado llevar de esta sociedad capitalista (a la cual no parece importarle la parte espiritual) que día a día pareciera necesitar más de nuestro tiempo. Así, le doy vida a mi obra que parece “tener luz propia” porque los colores acrílicos al ser más artificiales, en comparación con el óleo, son también más luminosos, los cuales se hacen evidentes en los tonos amarillos y naranja y ubicados junto a sus complementarios se convierten casi en colores fluorescentes dándole así a mis cuadros una mayor carga expresiva, borrando ese color gris que normalmente se percibe en la ciudad porque en realidad no es esta la que retrato.

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